Irlanda no es precisamente conocida por la exquisitez de su cocina tradicional, aunque sí por sus estupendas cervezas y pubs. Y puede que no resulte fácil decantarse por un restaurante donde comer en Dublín. Cuando a uno le entra el gusanillo en Dublín, puede optar por varias opciones. La primera pasa por probar alguno de los platos típicos irlandeses a base de patata, col y estofado. También puede echarse por su cuenta y riesgo en brazos de alguno de los numerosos establecimientos de comida rápida que existen en la ciudad, someterse a la incertidumbre de algún cocinero exótico o, en el extremo opuesto, dejarse un buen puñado de euros en la mesa de un restaurante de nueva cocina. Pero la mejor opción es, sin duda, descubrir alguno de estos lugares curiosos donde se puede comer en Dublín. No especialmente por su comida, sino por lo peculiar del lugar.
EL BANCO: THE BANK ON COLLEGE GREEN
Por recomendación de Gringoxua descubrimos este antiguo banco reconvertido en restaurante que se encuentra a escasos 200 metros de Trinity College, la Universidad de Dublín. The Bank on College Green, ubicado en la calle que le da nombre, abrió sus puertas en 1895 bajo el nombre de Belfast Bank, y es un monumento representativo del esplendor de la arquitectura victoriana que evidencia el poder financiero del que gozó esta institución. Es allí donde decidimos comer aquel día en Dublín.
Yo llegué acompañado de mi amigo Gorka, del blog Teketen, en vísperas de Halloween, tal y como se puede apreciar por la decoración del local en la foto de portada. Nuestro presupuesto era limitado, así que comimos un plato compuesto de un sandwich y un poco de ensalada o sopa. Todo ello, por supuesto, acompañado de una buena pinta de cerveza Guinness. Pagamos alrededor de 30 €, 10 por cada plato y 5 por cada cerveza, aproximadamente.
Además de los sandwiches (los hay pollo, de pavo y de queso de cabra orgánico producido en el Condado de Cork), en el restaurante se pueden comer diferentes platos. El menú varía de la comida a la cena. A mediodía, los platos principales oscilan entre los 13 y 16 €, mientras que por la noche la oferta es mayor. Desde una sopa de 5 € hasta una chuleta de buey angus irlandés de 28,50 €. Me quedé con las ganas de probar el marisco, uno de los productos gastronómicos más exquisitos de Irlanda. Sirven media docena de ostras por 10,50 € y un plato de marisco fresco de la tierra para compartir entre dos por 29,99 €. Prometo contaros qué tal resulta la próxima vez que me acerque por allí, puesto que es una buena opción para comer en Dublín.
Si tenéis previsto visitar este banco convertido en restaurante en vuestro próximo viaje a Dublín, no dejéis de hacer una visita a los aseos, bien sea por pura necesidad o por curiosidad. Están ubicados en los sótanos que antiguamente servían de cámara acorazada y en el camino encontraréis algunas reliquias como cajas fuerte y fotografías históricas.
LA IGLESIA: THE CHURCH BAR & RESTAURANT
Siempre he dicho que no hay mejor iglesia que un bar. Y al parecer en Dublín han hecho de mi afirmación una realidad. En el café-bar restaurante The Church, ubicado en el cruce entre la calle Mary y la calle Jervis, han cambiado feligreses por comensales. Nada más entrar nos topamos con un órgano que preside el establecimiento, en cuyo centro han colocado una enorme barra. El restaurante ocupa todo el edificio, construido a principios del siglo XVIII.
La Iglesia de Santa María se cerró en 1964, y quedó abandonada durante varias décadas hasta que fue adquirida por John Keating en 1997. Tras una restauración que se prolongó durante siete años, la iglesia volvió a abrir sus puertas, esta vez en forma de bar, en diciembre de 2005. Se llamó El Bar de John M. Keating.
En 2007 el bar fue adquirido por sus actuales dueños y renombrado como The Church Bar & Restaurant. Además de inaugurar una zona de barbacoa en la terraza, comenzó a funcionar como night club. En esta iglesia convertida en restaurante se jactan de la relación que tuvieron varios personajes históricos con el antiguo templo. Arthur Guinness, fundador de la famosa fábrica de cerveza, se casó en St. Mary Church en 1761, mientras que Jonathan Swift, autor de»Los viajes de Gulliver«, asistió a los servicios religiosos que se oficiaban en ella.
En el local se puede tomar un café, beber unas pintas de cerveza, comer alguna hamburguesa o sentarse a degustar sus menús. La carta del bar incluye primeros platos desde 6,95 € (sopa del día) hasta 11 € (salchicha de Toulouse con pudding, huevo escalfado, ensalada y compota de manzana). Y entre los segundos platos los hay de 16,50 € (tarta de tomate y verdura asada con queso de cabra, albahaca y tapenade de oliva negra) hasta 28,75 € (filete de ternera irlandesa con mostaza y crema de espinacas). Hay otras opciones como el menú madrugador (2 platos por 20.95 € y 3 platos 24.95 €) o el menú de noche (35,95 € de domingo a jueves; 38,05 los viernes y sábados).
LA CRIPTA: THE CHRIST CHURCH CATHEDRAL CRYPT CAFE
Aunque no se trata de un restaurante propiamente dicho, la cripta de la Catedral de Dublín (originalmente llamada la Catedral de la Santísima e Indivisible Trinidad) esconde en sus entrañas una curiosa sorpresa. Su cripta alberga una cafetería, que nada tiene que ver en cuanto a calidad a los restaurantes anteriormente citados, pero bien merece una visita, sobre todo para aquellos a los que les apetezca comer rodeados de muertos.
El primer manuscrito conocido que se refiere a la Catedral de Dublín sitúa su fundación en 1028. El rey vikingo Sigtrygg Silkiskegg construyó la primitiva iglesia medieval, que dependía probablemente del arzobispado de Canterbury. En 1152 fue incorporada a la Iglesia Irlandesa por el arzobispo Laurece O’Toole (en gaélico Lorcán Ua Tuathail), quien comenzó la primera reforma y ampliación de la iglesia original. Las criptas fueron construidas en 1172, y entre los siglos XV y XVI albergaron un mercado e incluso un pub. Se puede decir, por lo tanto, que la vocación por avituallar a sus visitantes se remonta varios siglos atrás. La catedral fue restaurada en su práctica totalidad entre 1871 y 1878. Recientemente, fue escenario de algunos de los pasajes de la conocida serie televisiva «Los Tudor».
Para acceder al interior de la catedral hay que abonar 6 € (se puede reservar online), lo que permite también visitar la cripta, que es donde se ubica la curiosa cafetería. Se pueden comer ensaladas por unos 5 € y hamburguesas por 3 €, mientras que el café latte mediano cuesta 3 € y 3,5 el grande. La cripta es la construcción más antigua que sigue en pie en la ciudad de Dublín, y en ella se guardan las famosas esculturas de los reyes británicos Carlos I y II. Una de las atracciones más exitosas de la cripta la conforman las momias de un gato y una rata, que fueron encontradas durante la última reforma en uno de los tubos del órgano. Se dice que ambos animales quedaron atrapados en plena persecución, y al parecer se momificaron por la sequedad del ambiente.
Mucho cuidado con lo que pides en este lugar, no vaya a a ser que te den gato por liebre. O lo que es peor, una rata momificada.