No es fácil moverse por Dubái, ni a pie, ni en coche ni en transporte público. Esta ciudad, que se comenzó a erigir de la nada en los años 80, no está diseñada pensando en los peatones. Dubái, con dos millones y medio de habitantes censados, es una ciudad descomunal en todos lo sentidos y desplazarse por cuenta propia de un lado a otro puede resultar una tarea más complicada y larga de lo que aparenta. El metro es una buena manera de moverse por Dubái, pero es conveniente tener en cuenta algunos detalles relativos a las tarifas y las líneas, así como del género del viajero que, ya se sabe, por estos lares no es cuestión baladí. Al menos si no quieres terminar en una vía sin salida.
Aquel viaje por Sri Lanka se desarrolló al filo de la época de los monzones, pero tras los primeros días soleados, de pronto cayó una tromba de agua que no cesó en varios días. Habíamos llegado a Colombo, la capital comercial de la isla, bajo una intensa lluvia, y apenas habíamos tenido oportunidad de visitar la ciudad. Al atardecer el cielo comenzó a despejarse y decidí perderme en esta urbe de 650.000 habitantes siguiendo la luz de la puesta del Sol. Lo que no sabía es que esa persecución me depararía, además de una preciosa estampa de la ciudad al ocaso, una intensa noche de fiesta y drama en Colombo bajo la luna llena.
La Roca del León se divisa dese buena parte de la llanura que rodea el Palacio de Sigiriya en Sri Lanka, una fortaleza que se erige en lo alto de lo que antaño fue un volcán. La construcción del este palacio real, en el siglo XVI D.C, fue consecuencia de las desavenencias de un heredero y su hermano. Una historia de traiciones y guerras que ha dejado un legado artístico excepcional. El Palacio Fortaleza de Sigiriya fue declarado patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1982, y actualmente es una de las principales atracciones turísticas que se pueden ver en Sri Lanka. Entre muchos otros elementos artísticos, destacan los frescos del llamado Muro de Espejo, que los guías locales presentan como ejemplo del erotismo gráfico de la época en la que se dibujaron. (más…)
Anochece sobre el lago Tissamaharama y los peregrinos aprovechan las últimas horas de luz para darse un chapuzón, asearse, limpiar la ropa y retirarse a descansar. Cientos de aves vuelan hacia los árboles de la lluvia que crecen sobre las aguas cenagosas, antes de que el sol se ponga. Al tiempo, miles de murciélagos toman el relevo y comienzan su vuelo formando una interminable bandada. Cae la noche y empieza su jornada. (más…)
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