«No hay un lobo en cada mata, pero está donde uno menos se percata». Es un dicho soriano que me descubrió recientemente el amigo Víctor Manuel Pizarro, fotógrafo extremeño y bloguero en Ciudad Dormida. Otro fotógrafo, en este caso el catalán Ferran Jordà, fue quien el pasado mes de febrero sacó las únicas fotos del lobo que se han conseguido durante este invierno en Catalunya. Y es que, por lo que parece, el lobo ha vuelto al Pirineo.
Según relata el propio fotógrafo catalán en los medios, las fotografías fueron captadas con un teleobjetivo y en malas condiciones de luz mientras descendían de la zona de Queralbs (Ripollès), tras una jornada en busca de fotos de fauna salvaje en el Pirineo. A unos 1.500 metros, bajo la cima del monte Torreneules, sorprendieron a un lobo que parecía seguir sus huellas en solitario. Cuando el animal se percató de la presencia de los humanos, se dio media vuelta y huyó, no sin antes posar ante la cámara de Jordà. Además de las dos instantáneas del lobo, que son una auténtica joya documental, este fotógrafo cuenta con una preciosa colección de imágenes de fauna salvaje del Pirineo, que me he permitido utilizar para ilustrar este artículo gracias a su licencia Creative Commons.
El lobo se dio por extinguido en el Pirineo desde hace cerca de 100 años pero parece que en los últimos diez se está dejando ver de nuevo. Agentes forestales del Berguedà y técnicos medioambientales del Parc Natural de Cadí-Moixeró han confirmado la presencia aislada de varios ejemplares en la zona, aunque no existen datos que confirmen la existencia de una población reproductiva en el Pirineo catalán.
Durante los últimos diez años se han fotografiado muy pocos ejemplares de lobo en Catalunya. Se cree que proceden de la vertiente norte del Pirineo y, de hecho, se trata de la subespecie itálica (Canis lupus italicus) muy parecida a la ibérica (Canis lupus signatus) ya extinguida en la zona. Actualmente, la población de lobo en la Península Ibérica se concentra principalmente en el Noroeste, con unos pocos centenares de ejemplares. El lobo cuenta también con una presencia testimonial en Sierra Morena, aunque mayor que en el Pirineo.
La mayor población del lobo del País Vasco se ubica en Araba, mientras que en Bizkaia se contabilizan apenas tres ejemplares, según datos de Ekologistak Martxan. Existe otra asociación en el país, llamada Lobo Euskadi, dedicada a la preservación de la especie. Observar la naturaleza y especialmente a los animales es algo que siempre me ha fascinado. Procuro disfrutar todos los años de la berrea de los ciervos en Soria, una experiencia que me cautivó la primera vez que la viví. Soy consciente de que la posibilidad de ver un lobo es remota, pero en más de una ocasión he soñado con organizar una expedición en Karrantza junto con mi amigo Iker. Aunque por ese valle se hayan contabilizado solo tres lobos, a uno le queda la esperanza de que estén, como dice el refrán, donde uno menos se percata.
El proyecto Udols de Llop (Aullidos de Lobo) organiza actividades para concienciar sobre la preservación del lobo mediante talleres y excursiones didácticas para todos los públicos. En colaboración con la agencia de viajes De Mediterràning, han lanzado una campaña de apoyo al lobo para bloggers que pude conocer hace una semanas en el Travel Bloggers Meeting celebrado en Gijón. Por cada artículo que se publique sobre el proyecto destinarán 5 € a la protección del lobo en el Pirineo. No es que sea mucho, pero es un proyecto con el que me siento identificado y he decidido participar. Entre los participantes sortearán un fin de semana con alojamiento y actividades para conocer de cerca este mamífero tan enigmático.