Que «Ocho apellidos vascos» es una película de éxito es algo que todo el mundo sabe a estas alturas. Que para mí es una comedia llena de tópicos, de dudosa calidad y bastante aburrida no lo sabe todo el mundo, pero así es. Ayer me sorprendió una foto en Twitter en la que se puede ver el cartel con el que la cinta se está promocionando en Cannes. «Spanish affair» parece ser el título con el que la cinta se presenta en inglés. Me he acordado de otras comedias en las que se tratan las relaciones entre dos comunidades, países o culturas y me ha dado por escribir este post que, aunque de soslayo, algo tiene que ver con el hecho de viajar.
Primero de todo he de subrayar que me negué a pagar por ver «Ocho apellidos vascos» en el cine, al igual que me niego a pagar por otras películas que, por la razón que sea, no me parece que merecen la gran pantalla para ser vistas. Sí, la descargué y la vi en el ordenador. Gaitzerdi, que decimos por aquí. Menos mal… La película me ha parecido bastante mala desde casi todos los aspectos, salvando alguna cosa como la interpretación de Karra Elejalde, que tampoco es para echar cohetes.
Nunca he sido consumidor compulsivo de los sketches de «Vaya semanita«, aunque tengo que admitir que alguna carcajada me han robado. En el caso de «Ocho apellidos vascos» o «Spanish affair«, que es como la llaman por Europa y más allá, apenas me ha sacado alguna sonrisa cómplice. Algunos dirán que es porque soy vasco y que por tanto me molestan algunos de los tópicos con el que pretenden hacer humor, al igual que les puede ocurrir a los sevillanos. Nada más lejos de la realidad.
Tengo más que suficiente capacidad para reírme de mí mismo y de mi país. Tampoco soy una persona de carcajada fácil, pero con un poco de ingenio puedes hacer que se me salten las lágrimas. En absoluto soy contrario a la utilización de tópicos en el humor (el humor, incluso el inteligente, está lleno de ellos) y no soy especialmente sensible a la forma en la que se retrata mi cultura en una comedia de medio pelo. Quizá sea porque, al igual que una gran parte de los habitantes del País Vasco, que yo sepa no tengo ocho apellidos vascos seguidos, aunque sí me sé los 8 primeros: Rodríguez, Pérez, Peñaranda, Jauregi, Pérez, Olasagasti, Iñarra, Zardoya… ;)
Lo que sí creo es que este país puede dar mucho más juego del que se le saca en la citada película. Como digo, me aburrí por momentos y casi me quedo dormido viendo «Ocho apellidos vascos«. Quizá necesitaba estar en un cine y contagiarme del resto de sala. Creo que ni por esas. El argumento es mediocre, el desarrollo peor aún y los chistes regulares tirando a malos. Creo que se puede hacer un uso cómico de los tópicos de cualquier país con mucha más gracia que en esta película. Y de hecho, hay ciertos tópicos que me resultan ya muy cansinos, como aquello de que los vascos no tenemos humor o que «en Euskadi no se folla». Muy aburrido.
No esperaba que «Ocho apellidos vascos» fuera un estudio sesudo de las culturas vasca y andaluza, y mucho menos que analizara desde el punto de vista etnográfico o antropológico el choque cultural entre el Norte y el Sur de la península. Es evidente. Sabía, antes de verla y por los comentarios que me habían llegado, que la película se había rodado para recaudar en taquilla, para el público mayoritario español. Pero también creo que se podían haber cumplido esos objetivos con un mejor guión, una mejor trama y una mejor interpretación.
Nos han hecho llegar esta foto desde @Festivalcannes ¡Mirad cómo se promociona allí @8apellidosvasco !!! pic.twitter.com/JVl3C8vvri
— Estrenos de Cine (@estrenosencine) May 15, 2014
Ayer, como digo, me llegó un tweet desde Cannes en el que se puede observar el cartel de la película bajo el título «Spanish affair». No es que me haya sorprendido tal decisión. Si la industria cinematográfica española se toma la libertad de cambiar el título a las películas que se doblan al castellano, ¿por qué no lo iban a hacer con una película propia traducida al inglés? Una traducción a la antigua usanza, sin pies ni cabeza.
De hecho, «Spanish affair» es un título que ya se ha utilizado en el cine español o, mejor dicho, en el cine americano pues se trata de una producción estadounidense de 1957 traducida al castellano como «Aventura para dos«, haciendo gala de nuevo de la «creatividad» en lo que a traducciones se refiere. En este filme, un arquitecto estadounidense viaja a Madrid y se enamora de su intérprete que, a su vez, es pretendida por su celoso amante. Está codirigida por Luis Marquina y Don Siegel y protagonizada, atención, por Richard Killey y Carmen Sevilla. No la he visto, ni falta que hace. En Internet Movie Database tiene una valoración media de 5,4, con 32 votos recibidos…
La existencia de una película anterior con el título «Spanish affair» me ha recordado que hay otras comedias europeas que tratan las relaciones entre dos países, regiones o comunidades. Algunas, sin duda, más acertadas que la que hoy nos ocupa. El caso de «Ocho apellidos vascos» recuerda, de alguna manera, a la película «Bienvenidos al Norte» (2008), para mi gusto mejor llevada que su «versión» española. De hecho, es la película más taquillera y todo un fenómeno en el país galo.
«Bienvenidos al Norte», cuyo título original es «Bienvenue chez les Ch’tis», trata de forma cómica sobre las relaciones entre el Norte y el Sur de Francia, a través de la historia de un funcionario de correos de Salon-de-Provence que es trasladado a la región de Bergues. El éxito de la película fue tal, que llegó a hacerse un remake a la italiana titulado «Bienvenidos al Sur» (2010), en el que la historia se repetía pero esta vez protagonizada por un ciudadano del Norte de Italia que es trasladado a la región de Campania, en el Sur. Se trata de una versión mucho menos celebrada por la crítica aunque con buenos resultados en taquilla. Se dice que incluso Will Smith llegó a comprar los derechos de la obra original dirigida y protagonizada por Dany Boon. En la misma línea, este exitoso actor y director francés produjo la película «Nada que declarar» (2010) en el que se retrata la rivalidad franco-belga a través de una historia también llena de tópicos en la que dos policías de ambos países se ven obligados a patrullar juntos en la zona fronteriza.
Al igual que ocurrió con la conocida película francesa, «Ocho apellidos vascos» se ha convertido en la película española más taquillera, y todo apunta a que tendrá una secuela a la catalana, pues ya se ha registrado la marca «Ocho apellidos catalanes«. Según algunos medios, Hollywood también se ha interesado por el fenómeno, imagino que por el éxito de taquilla más que por la propia calidad de la cinta. El título con el que se está promocionando en Cannes también apunta en esa línea. Me cuesta imaginar que una película en la que las referencias a tópicos locales tienen tanta fuerza y en la que su poca gracia reside en los supuestos acentos típicos pueda tener éxito fuera de las fronteras españolas… O como mucho más allá del mercado hispanohablante. El caso es que «Bienvenidos al Norte» sí funcionó fuera de Francia, y aunque me parece mejor película, quién sabe lo que puede ocurrir…
Existen otras referencias en lo que a comedias más o menos inteligentes se refiere. En 2002 se estrenó una película cuyo título original era «L’Auberge espagnol«, que fue traducida al castellano como «Una casa de locos«. En ella, un estudiante francés del programa Erasmus se instala en un apartamento de Barcelona, donde tendrá que convivir con un grupo de jóvenes de toda Europa. Esta película también se ha convertido en toda una franquicia, produciendo una secuela titulada «Las muñecas rusas«. Acaban de anunciar que pronto rodarán el filme que cierra la trilogía bajo el título de «Nueva vida en Nueva York«.
Reuters aseguró recientemente en un titular que «Ocho apellidos vascos» ha roto tabúes que eran impensables hace unos años, pero yo creo que lo que ha hecho es repetir tópicos tan manidos como los del acento, la Gaseosa Cruz de Gorbea, el aibalahostia, las txapelas y los cortes de pelo borroka. Otra ocasión perdida para hacer un humor diferente al que se ha hecho desde una perspectiva española sobre los vascos en los últimos 50 años, que por cierto tienen mucho más protagonismo que los andaluces en esta película.
En definitiva. Soy partidario de otro tipo de comedia y, sobre todo, de otro tipo de cine. Para películas que han roto tabúes sobre las relaciones entre países, culturas y religiones os dejo este estupendo trabajo que me he encontrado en la web de la Universidad de Huelva, en la que hay una lista de películas bajo el título «Los conflictos y encuentros culturales tal como los ve el cine«. La lista comienza con «Nanook of the North» o «Nanuk el esquimal«, un filme mudo rodado en 1922 que se considera el primer documental de la historia. La película se puede ver online en Youtube o descargar via Torrent.