Cuando el mar se pone bravo y las olas coinciden con una pleamar de mareas vivas en una ciudad que está construida sobre marismas y que le ha robado paulatinamente terreno al océano, el espectáculo está asegurado… Es lo que ha ocurrido esta noche durante el temporal en Donostia que ha causado numerosos destrozos.
En las últimas semanas varios temporales de mar han azotado el litoral cantábrico y las predicciones anunciaban un nuevo contraataque para esta pasada noche. Su punto más álgido se ha producido hacia las 6:00 de la madrugada, coincidiendo con la marea alta.
Esta mañana me he despertado un poco tarde, aprovechando que es domingo y que anoche me había quedado hasta tarde haciendo mejoras en este mismo blog. Cada tres fines de semana colaboro en un programa de Euskadi Irratia y mientras repasaba los temas que trataría hoy durante la tertulia, mi compañera Rebeca aka Debocados me ha enseñado una foto en la que se apreciaban importantes destrozos causados por el temporal en Donostia a la altura del paseo de Francia. Se lo han enviado a través de Whatsapp.
En la foto se veía cómo las olas habían derribado el murete de piedra y la barandilla de metal que delimitan el cauce del río. Mi primera reacción ha sido pensar que era un fake, un montaje propiciado por las espectaculares olas que se habían visto en días anteriores. De hecho, durante la pasada semana ha corrido como la pólvora en redes sociales y a través de los móviles la imagen de una especie de tsunami que superaba en altura la Isla de Santa Clara en plena Bahía de la Concha. Evidentemente, se trataba de un montaje
Pero resulta que en esta ocasión la foto era real. Hacia las 11:30 he salido de casa y mientras tomaba un café en el bar que habitualmente frecuento en el Barrio de Egia, me he dado cuenta de que todas las conversaciones giraban sobre el mismo tema. La foto que nos había enviado un amigo por Whatsapp no era falsa, en absoluto. Las olas han superado ocasionalmente los 11 metros durante la pasada noche, y junto con la pleamar han causado destrozos a lo largo del Río Urumea, en el Paseo de la Concha, en el espigón de la Playa de la Zurriola y en el puerto, entre otros sitios.
Como un ariete que golpea las puertas de un castillo, las olas se han adentrado en el río Urumea hasta la altura del barrio de Amara. En mis 35 años, jamás había visto un temporal con semejantes consecuencias. De los 5 puentes principales que unen ambas orillas del río, permanecían cerrados el Puente de la Zurriola o Kursaal, el Puente de María Cristina y el Puente de Mundaiz… Los únicos por los que se podía transitar eran los puentes de Santa Catalina y Lehendakari Aguirre. Este último está a unos 2 kilometros de la bocana del Urumea, y también ha sufrido destrozos como la rotura de los cristales que adornan la barandilla y el levantamiento del suelo de madera.
A la vuelta de la tertulia radiofónica, me he propuesto fotografiar al menos parte de las consecuencias del temporal. Me ha llamado la atención el gentío que paseaba hoy por las calles de Donostia, en parte porque hoy el sol ha hecho acto de presencia hacia el mediodía, pero sobre todo atraídos por el paisaje post-apocalíptico con el que se ha despertado hoy la ciudad.
Para entonces, la marea ya había bajado y el mar se escondía a lo lejos como el niño que ha estado haciendo travesuras durante toda la noche y pretende pasar desapercibido bajo la luz del día. Esta tarde la marea volverá a subir río arriba, y aunque se esperan olas de entre 5 y 6 metros, no parece vayan a repetir sus fechorías.
Afortunadamente, el temporal en Donostia solo ha causado daños materiales. Teniendo en cuenta que en anteriores semanas han fallecido dos personas en Ondarroa y Biarritz, es como para estar contentos. Para mí lo peor de todo ha sido no haber madrugado para cazar las imágenes del oleaje en su clímax (tomando las precauciones pertinentes, claro). Así que esta tarde prometo renunciar a la siesta para intentar inmortalizar de nuevo esa estampa tan bella como aterradora.