Puede que las comparaciones sean odiosas, pero desde que viajé a las Rías Baixas no dejo de oír formas coloquiales para denominar a esta parte de Galicia. Algunos la llaman Galifornia, por las similitudes que pueda tener con la costa Oeste americana. Otros, entre los que me incluyo, el Caribe Gallego. Lo cierto es que muchos rincones de las Rías Baixas sorprenden por los parecidos paisajísticos que nuestra mente relaciona con otros destinos, como California, el Caribe o las calas del Mediterráneo. Porque en Galicia también hay playas de arena blanca y cristalinas aguas turquesas, además de muchas otras cosas que ver y hacer.
La Playa de Rodas, una de las joyas de las Islas Cíes, fue declarada la mejor playa del mundo por el periodista de The Guardian Gavin McOwan. Algo que, por otro lado, me parece muy subjetivo. En todo caso, será la mejor playa del mundo de las que él ha conocido, pues no creo que haya estado en todas y cada una de ellas. Lo que yo sí puedo decir es que la Playa de Rodas es una de las playas más espectaculares que he conocido, por estar en un entorno natural como el de las Islas Cíes, por sus aguas cristalinas y por su arena blanca. La Playa de Rodas es sin duda un lugar paradisíaco.
La cuestión es que uno, hasta que no decide viajar a las Rías Baixas, no se hace a la idea de que en esta parte de la península, al Norte y bañadas por el Atlántico, se puedan encontrar paisajes que habitualmente atribuimos a otros lugares. Nada tienen que envidiar las azules aguas de la Playa de Rodas a las de la mediterránea Costa Turquesa, ni su arena blanca a la caribeña. Y además presumen de tener unas olas a la altura de las de California… Y aunque dicen que el agua está un poco fría, sienta genial a quien no le gusta la tibieza.
Las Rías Baixas son mucho más que las Islas Cíes y la Playa de Rodas, qué duda cabe. Desde la desembocadura del río Miño, hasta el Islote de Areoso, tras hacer una parada para visitar unos viñedos de Albariño a la altura de los de California. Dicen, incluso, que gozan de un microclima propio y muy especial. Este es un repaso de algunas cosas que se pueden ver y hacer en las Rías Baixas, a través de otros tantos paisajes que suscitan tantas comparaciones con destinos exóticos. Una lista personal con parecidos más o menos razonables de las Rías Baixas y sus rincones, basados en lo que vi durante el viaje que realicé a comienzos del verano de 2015.
EL PUEBLO DE A GUARDA
Vale, no se parece en nada a California, que yo sepa. Diría que ni siquiera a un pueblo del Caribe. Pero resulta que en el preciso instante en el que cruzábamos la carretera pasó un Ford Mustang que lo convirtió, si no fuera porque la matrícula lo delataba, en un rincón de la costa Oeste estadounidense, o quizá algún pueblo de Cuba.
Lo cierto es que A Guarda, el último puerto atlántico de Galicia, es un pueblo pintoresco enclavado en el extremo Sur de la cuenca hidrográfica de las Rías Baixas. Recomiendo visitar la lonja de pescado y hablar con la gente que participa en la subasta. Una experiencia muy entretenida, aunque mucho más silenciosa y ordenada de lo que esperábamos. A pocos kilómetros del casco urbano de A Guarda se encuentra el castro de Santa Tecla o Santa Trega, unos restos arqueológicos muy bien conservados que merece la pena visitar.
ARCHIPIÉLAGO DE LAS ISLAS CÍES
El Archipiélago de las Cíes está formado por tres islas ubicadas en la bocana de la ría de Vigo: La isla de Monteagudo o Illa Norte, la isla Do Faro o Illa do Medio y la isla de San Martiño o Illa Sur. Las dos primeras están unidas entre sí de forma natural por el arenal de la Playa de Rodas, y artificialmente mediante una escollera.
El Archipiélago de las Islas Cíes fue declarado Parque Natural en 1980 para frenar el deterioro que estaba causando la actividad humana, y en el año 2002 se se amplío la protección con la denominación de Parque Nacional Marítimo-Terrestre de las Islas Atlánticas de Galicia. La protección se extendió así a un conjunto de archipiélagos mayor, incluyendo Ons, Sálvora, Noro, Vionta, Cortegada y Malveiras.
Para llegar a las Islas Cíes basta con contratar los servicios de alguna de las navieras que operan sobre todo desde Vigo, pero también desde Baiona y Cangas. Estos ferrys operan en Semana Santa, los fines de semana de Mayo y durante todo el verano, y establecen sus horarios cada temporada. Realizan el transporte de pasajeros tanto a la isla de Monteaguo como a la Illa Do Faro.
Por ley, las Islas Cíes tienen una capacidad limitada diaria para acoger a 2.000 personas, por lo que es conveniente realizar la reserva con antelación. En transporte privado se puede llegar durante todo el año, también a la isla de San Martiño, siempre que se cuente con el permiso de navegación y el permiso de fondeo expedidos por el parque.
Las dos islas principales cuentan con servicios como bar, restaurante y camping, y en ellas existen 4 itinerarios señalizados: Ruta del Monte Faro, Ruta del Faro da Porta, Ruta del Alto do Príncipe y Ruta de Monteagudo. Recomiendo la Ruta del Monte Faro, pues asciende hasta el punto más alto de la isla y desde ella se divisan unas vistas panorámicas espectaculares.
[alert type=warning]
Hay que tratar de no molestar a las aves que habitan las islas, especialmente en época de cría.
[/alert]
LA PLAYA DE RODAS
Hay 9 playas en las Islas Cíes, pero sin duda la más conocida es la Playa de Rodas, con su arena blanca y una pequeña bahía de aguas cristalinas y tonos turquesa. Si no fuera porque es tan real como las meigas gallegas, pues de todos es sabido que «haberlas haylas», cualquiera diría que se encuentra ante un maravilloso espejismo. Fue elegida la mejor playa del mundo en una lista del diario británico The Guardian, compitiendo con varias playas exóticas de otros continentes. La playa se encuentra al lado del Muelle de Rodas, en el que desembarcan los pasajeros que deciden llegar en barco.
La Playa de Rodas une las islas de San Martiño y Do Faro a lo largo de un arenal de unos 1.300 metros, recibió en 2016 la bandera azul que acredita la calidad de sus aguas y cuenta con puesto de socorrismo todos los días de julio y agosto y los fines de semana de junio y septiembre. La vigilancia opera desde la llegada del primer barco hasta la salida del último. Un lugar apacible, ideal para pasar un día o varios en familia, con amigos o en pareja. Yo me quedé con muchas ganas de alojarme en el camping para pasar unos días de relax.
EL ISLOTE DE AREOSO
El islote de Areoso es otro de esos sitios de las Rías Baixas que le dejan a uno con la boca abierta por la belleza de sus paisajes y los tesoros que esconde. Este islote, conocido como Illote do Guidoiro Areoso, está situado en el interior de la Ría de Arousa, a un kilómetro y medio al Oeste de la Isla de Arousa. Una de las formas para llegar al islote es en piragua o kayak, ya sea con medios propios o contratando alguna de las empresas que ofrecen este servicio. Además de su valor biológico y sus hermosas playas, este lugar destaca por el patrimonio arqueológico que alberga.
En el Islote de Areoso se conservan diversos restos arqueológicos megalíticos como túmulos y dólmenes. El más reseñable de todos es probablemente el dolmen conocido como Mamoa 4, que está rodeado por un muro de contención para protegerlo de la acción de las mareas. En el islote también se han encontrado restos de poblaciones de la Edad de Bronce como cerámicas y otras piezas.
Cabe recordar que las Rías Baixas se formaron por el aumento progresivo del nivel del mar y la inundación de los valles fluviales hace unos 10.000 años. En el Neolitico, que es cuando se construyeron estos monumentos funerarios, el mar se mantuvo estable entre 5 y 7 metros por debajo de su nivel actual, lo que posibilitó el asentamiento humano en este y otros enclaves que se encontraban por entonces unidos al continente.
LA PLAYA DE PATOS
Considerada una de las mejores playas de Galicia para practicar surf, la Playa de Patos se encuentra en la localidad pontevedresa de Nigrán, muy cerca de las playas de Panjón y América. Con una longitud de unos 600 metros, es una playa resguardada de arena fina y buenas olas, muy adecuada para principiantes cuando su tamaño es mediano. Por esta razón, en la Playa de Patos hay varias escuelas de surf en las que se puede contratar un cursillo de mayor duración o una toma de contacto de unas horas.
Para practicar surf, nosotros disfrutamos de los servicios e instalaciones Prado Surf Escola, con una atención inmejorable, profesionalidad total y uno monitores muy enrollados. Y para terminar el día, qué mejor que un refrigerio en la terraza del Beach Bar Patos, con vistas a la puesta de sol que en las costas occidentales se esconde en línea recta hacia el horizonte. Lo mismo en California que en Galifornia.
RÍAS BAIXAS EN VELERO
Llegar a las Islas Cíes en ferry es de por sí una experiencia gratificante, no solo por el destino al que se arriba, también por el propio viaje a través de la Ría de Vigo. Pero si además tienes la ocasión de hacerlo en un velero, entonces triunfas. Esta opción ofrece mucha libertad y movilidad para aprovechar al máximo la experiencia, y el transporte privado es la única forma de alcanzar ciertos puntos de las Islas Cíes. Además de disfrutar del aire fresco atlántico que acaricia constantemente estas costas, el recorrido permite observar de cerca las bateas de marisco, principalmente mejillón. Todo esto aderezado con explicaciones sobre esta industria, los efectos de las llamadas «mareas rojas» y otros detalles interesantes.
Si a todo esto le sumas la posibilidad de desembarcar en la Playa de Rodas, pasear por la isla, volver al velero para fondear, darte un chapuzón en la Playa de San Martiño y terminar con un almuerzo de productos locales a bordo… No hay mucho más qué añadir. Sin embargo, no hay que olvidar que las embarcaciones requieren de varios permisos especiales para poder navegar y fondear en la zona, por lo que si se carece de ellos la única forma de llegar es contratando los servicios de alguna empresa.
LA PLAYA DE O MUIÑO
Ubicada en la desembocadura del Río Miño, en los términos de la localidad de A Guarda, se encuentra la Playa de O Muiño. Se trata de un arenal bañado por una combinación de las saladas aguas del Atlántico y el dulce caudal del río Miño, en la frontera con Portugal. Debe su nombre a la existencia de un antiguo molino, del que apenas quedan unos pocos restos en las instalaciones de un restaurante cercano.
Desde esta Playa de O Muiño se divisa la isla conocida como Ínsua de Santo Isidro o A Ínsua, un islote de granito dominado por una fortaleza que mandó construir el rey João IV de Portugal en 1649. Se dice que en en la isla, ubicada en un enclave fronterizo estratégico, brotaba agua dulce que permitía abastecerse a las guarniciones portuguesas allí instaladas. La Playa de O Muiño es parte del Sistema Dunar do Esteiro do Miño, una zona de especial protección para las aves y su ecosistema.
EL MIRADOR DEL PARQUE DO CASTRO
Si esperar a que el Sol se ponga tras la negra silueta de las Islas Cíes tomando algo en la Playa de Patos es sin lugar a dudas un buen plan para terminar el día en las Rías Baixas, no lo es menos subir al Monte de O Castro para fijar tu mirada sobre los cálidos colores del atardecer.
El Parque de O Castro tiene fama de ofrecer las mejores vistas de Vigo sobre la ría. No en vano fue el lugar elegido por los primeros pobladores para asentarse en lo que fue el origen de la ciudad. En las faldas del monte se puede visitar el yacimiento de un asentamiento castreño, que permite conocer cómo vivían en Vigo entre los siglos III y I antes de Cristo.
El parque cuenta con áreas deportivas, zonas para practicar skate, bares con vistas a la ciudad y zonas infantiles. Pero la joya de la corona se encuentra en lo alto de la cima, donde se erige el castillo de O Castro, con sus jardines y un mirador desde el que se divisan la actividad del importante puerto de Vigo y las Islas Cíes.
LOS VIÑEDOS DE ALBARIÑO
Si en los californianos valles de Napa y Sonoma se producen excelentes vinos blancos de fama mundial, algo parecido ocurre también en Galicia. Con su peculiar sistema de emparrado sobre pilares de granito, los viñedos de Albariño ayudan a configurar el particular paisaje de las Rías Baixas. Nosotros visitamos la bodega del pazo de Gil Armada en Cambados, donde además de vino producen diversos espirituosos a partir de esta variedad de uva local.
Una vez visitada la bodega y haber hecho acopio de los caldos propios de la tierra, es obligatorio encontrar un lugar para tomarse una fresca copa de vino Albariño. En mi caso, este lugar fue la piscina del hotel Quinta de San Amaro en Meaño, a 15 minutos en coche desde Cambados. Un pequeño y acogedor alojamiento con un servicio muy cercano y una no menos exquisita cocina, además de esa piscina que los angloparlantes o los que pretendemos parecerlo llamamos infinity pool.
EL PUENTE DE RANDE
Ya se sabe que en todos los países hay una Venecia o una Suiza, y que tendemos fácilmente a compararnos con otros iconos paisajísticos. Pero lo cierto es que diversidad de las Rías Baixas es tal que se presta a muchos parecidos más o menos razonables. Si Galifornia, el Caribe gallego o la Costa Turquesa del Mediterráneo son las formas más habituales, no es menos cierto que alguna vez he oído referirse a esta parte de la península como los Fiordos de Galicia.
Pues bien, al igual que pasa en los países escandinavos, la orografía hace que las infraestructuras de transporte resulten bastante complicadas en las Rías Baixas. Y si en Noruega es necesario atravesar puentes y túneles para moverse de un fiordo a otro, en Galicia también lo es para hacerlo entre ría y ría. Un buen ejemplo de ello es el Puente de Rande, que une las dos riberas de la Ría de Vigo a lo largo de sus 700 metros suspendidos. Aunque, mirándolo con más detenimiento y puestos a comparar… ¿no recuerda más bien al Golden Gate de San Francisco? :)
[toggle title=»Información práctica»]
Qué ver en Rías Baixas.
20 rincones de Rías Baixas.
[/toggle]
[alert type=notice]
Este viaje se llevó a cabo con la colaboración de Minube y Turismo de Galicia.
[/alert]
Últimos comentarios