En el Departamento de la Gironda, pegada a Las Landas y muy cerca de Burdeos, se encuentra la duna más grande de Europa, conocida como Duna de Pilat o Pylà que significa literalmente «montón» en gascón. Un gran montón de arena pegado al bosque por un lado, y rodeado de agua por el otro. Lo que viene a ser un oasis a la inversa.
Fotografía de portada: cc-by-sa-nc Mechkad
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La duna más grande de Europa se encuentra en permanente evolución y desplazamiento desde su creación, hace varios miles de años. Sus más de 60 millones de metros cúbicos de arena fina eólica se extienden sobre 87 hectáreas de superficie, y tiene una longitud de 2,7 kilómetros a lo largo de la costa. Está rodeado por el bosque del Parque Natural de las Landas de Gascuña, al que cada año le roba unos 3 o 4 metros desplazándose hacia el interior. El punto más elevado de la cresta de la Gran Duna, según mediciones realizadas desde la década de 1980, se encuentra a unos 110 metros y ha ido creciendo en los últimos 200 años debido a un fenómeno geológico relativamente reciente.
Tal y como se describe en el blog Recuerdos de Pandora, «desde tiempos inmemoriales este territorio estaba constituido por grandes dunas de arena húmeda en movimiento, creando una vasta extensión de terreno estéril» que los árabes no tardaron en denominar «la lande». A comienzos del siglo XVIII, a raíz de la creación de la Comisión de Dunas, se acometieron varias acciones para asegurar la fijación de la línea costera. La operación no parace nada sencilla: Primero se establecieron unos asentamientos cerca de la costa, y cuando la arena se acumuló entre el mar y los muros, se procedió a forestar la zona.
Tras varias décadas, se consiguió «secar» el territorio, hasta que en 1857 Napoleón III decidió llevar a cabo una plantación masiva de pinos que permitiera estabilizar definitivamente el terreno, protegiendo a las poblaciones (escasas, por cierto) de eventuales movimientos de tierra. Así se formó lo que hoy en día es el bosque más extenso de Francia, y uno de los más grandes de Europa.
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En Gipuzkoa hay mucha costumbre de desplazarse a Las Landas para disfrutar de sus interminables playas, sus bosques… Es una zona completamente llana ideal para disfrutar con la bicicleta y practicar surf u otros deportes acuáticos. Está plagada de campings y bungalows. A diferencia de otras zonas costeras, no está muy edificada ni siquiera en Vieux Bocau, y son muy pocos los municipios que se pueden encontrar.
También es cierto que Landas es una región con poco arraigo cultural. Curiosamente, las ikurriñas son souvenirs habituales en sus tiendas, y existe una gran afición a las corridas de toros… Quizá esa falta de bagaje cultural o histórico les haya llevado a adoptar símbolos y costumbres de sus vecinos más cercanos. Algo que parece lógico por ser una zona poblada recientemente, que no supera los 350.000 habitantes en 9.000 kilómetros cuadrados.
Sin embargo, es una zona que a mí me encanta. He viajado en familia desde que era muy pequeño, más adelante se convirtió en destino habitual con mis amigos, y hoy en día sigue siendo uno de mis retiros espirituales preferidos (a poder ser fuera de temporada). Por un módico precio, se puede alquilar un bungalow, o simplemente una parcela de camping. Y si acudes en mayo/junio o septiembre/octubre, te encontrarás con en un pequeño paraíso, con playas enormes y prácticamente desiertas, el sonido de las olas, ardillas que trepan por los árboles del bosque y granjas que surgieron de la nada…
La Gran Duna de Pilat marca el final del Departamento de Landas y el comienzo de Gironda. al lado de la bahía de Arcachon. Su entorno está considerado un ecosistema de valor excepcional. En 1978 tanto la duna más grande de Europa como el bosque fueron declarados “Grand Site National”, y en 1994 sus 6.288,26 hectáreas fueron clasificadas como Gran Sitio Natural de Interés Paisajístico y Científico, asociado a la red Red Natura 2000 de la Unión Europea. Es el centro de atracción turística más destacado de la región aquitana y uno de los más importantes del país, acogiendo entre 1 y 1,5 millones de visitantes anuales.
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Francia es un estado con una división administrativa, cuanto menos, inquietante. Por un lado tenemos las tres provincias vascas, que a su vez se enmarcan en la peculiar división política de la República. Están consideradas parte del Departamento de Pirineos Atlánticos. Para muchos vascos, ir más allá de Baiona, la capital de la provincia de Lapurdi, supone adentrarse en otro país, con lo que esto supone para el viajero. En mi caso, Landas y Gironda suponen un destino internacional asequible que pese a su cercanía hacen que me sienta en un nuevo viaje, una nueva aventura.
Como periodista me ha tocado seguir cerca las elecciones de lo que en euskara llamamos Iparralde o Ipar Euskal Herria (el País Vasco Norte) en alguna ocasión. El mapa político interno francés ha ido evolucionando para fortalecer el centralismo parisien, por encima de regiones, países y otras realidades como las lingüísticas. Esto hace que para mí sea un mapa lleno de fronteras antinaturales que se cruzan constantemente, difícil de entender y, sobre todo, de memorizar.
Por un lado están las regiones (Aquitania, Auvernia, Borgoña…) divididas en Departamentos con estructura adiministrativa: Pirineos Atlánticos, Landas, Gironda, Dordoña… Estos, a su vez, se dividen en provincias. Las históricas o antiguas, y las que se establecieron a partir de 1790: Gascuña, Champagne, Bearn, Provence…. Por otro están las naciones, con aspiraciones más o menos nacionales como el propio País Vasco, Bretaña, Occitania, Córcega… Y para darle una vuelta de tuerca a la compleja realidad político-administrativa existen los cantones, que funcionan como circunscripción electoral. Juraría que también hay comarcas y, finalmente, están las comunas o municipios. ;)
Visto lo complicado del panorama, lo mejor es que os acerquéis y lo conozcáis por vosotros mismos. Si coincide que hace bueno, habréis triunfado. Y si no, siempre podéis animaros a visitar la zona de Médoc y sus viñedos o acercaros a Burdeos, una hermosa ciudad de la que ya hablaremos en otra ocasión.
Y es que Francia es sin duda un país a descubrir.
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